La manta socialdemócrata. Arcadi Espada.


El mal perder socialdemócrata es un clásico. Pero un clásico divertido. El mantra y la matraca es que el Pp no ha ganado las elecciones sino que las ha perdido el Psoe. Una afirmación, obviamente, cuyo valor científico es el mismo que decir, el próximo diciembre, que el Madrid no ha ganado sino que ha sido Barça el que ha perdido. Pero que conforta mucho a nuestra prensa, porque le permite seguir allí donde estaba antes del 20 de noviembre, es decir, en el descrédito del candidato Rajoy, y dando por detalle muy menor que ese candidato sea hoy el futuro presidente. Su estrategia de sosiego se afianza aún más con la declaración pomposa, y graciosísima, de que el desastre del Partido Socialista es obra exclusiva del presidente Zapatero. Afirmación que, sin embargo, y después de las risas, yo comparto hasta un cierto punto: el de la cobardía e irresponsabilidad infinitas que demostró el presidente Zapatero cuando se negó a liderar la candidatura socialista y permitió el ascenso de un candidato mucho peor, que, por si fuera poco consigo mismo, acabó haciendo una campaña hórrida. La base pretendidamente científica del perder del Psoe y el no ganar del Pp son ese medio millón de votos que el Pp ha heredado de los más de cuatro millones perdidos por el Psoe. Naturalmente, se trata de una especulación estadística, porque nada se sabe en concreto de esos votos. Sin embargo, y dándola por buena, hay una pregunta que nuestra prensa socialdemócrata no contesta, y lo que es peor, ni se plantea: ¿Ha habido en alguna elección anterior comparable un trasvase de votos Psoe/Pp o Pp/ Psoe, similar? Porque, en esa tesitura donde nuestra prensa se sitúa, eso es lo único que valdría la pena explorar, como lo intenta con buena voluntad, pero sin mayor éxito, la articulista Canel en páginas interiores y al margen del mantra. Por lo demás, y a diferencia del fútbol, incluso socialdemócrata, la auténtica contienda electoral no la libran los partidos entre sí mismos sino cada partido con los ciudadanos. Ganándoselos o no. Como los periódicos, por cierto.

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