La economía sumergida salva a millones de españoles de la miseria


Desde que comenzó el año, el número de beneficiarios por prestaciones de desempleo ha caído de 3,02 a 2,72 millones. Además, el paro ha aumentado en 280.000 personas. Por lo tanto, casi medio millón de españoles han dejado de percibir ingresos formales. Y además, de los que siguen cobrando algo de los servicios públicos de empleo, muchos sólo reciben prestaciones asistenciales, mucho más bajas que las retributivas.
A los casi cinco millones de personas en paro podrían sumarse todos aquellos que querrían trabajar, pero han dejado el mercado laboral porque no albergan ninguna esperanza de conseguir un empleo. Además, muchos de los parados o no cobran nada o sólo reciben subsidios mínimos. Con este panorama, muchos se preguntan, ¿cómo es que no se ha producido un estallido social en España?
La respuesta para los Inspectores de Hacienda del Estado (IHE), reunidos estos días en Cádiz, es que ha sido el trabajo en negro el que ha permitido que cientos de miles de españoles sobrevivieran todos estos años. Las chapuzas, los trabajos en el campo o en el servicio doméstico o los empleos no declarados han facilitado los ingresos necesarios para llegar a fin de mes a muchos españoles. Según un estudio publicado hace unos meses por Funcas, el tamaño de la economía sumergida podría superar el 20% del PIB. Esto querría decir que uno de cada cinco euros no se declaran a Hacienda.
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