Desempleo: es hora de hacer el sueco. Mónica Mullor

Demos tan sólo algunos ejemplos de las exigencias y mecanismos de control que se estilan en Suecia. En primer lugar, el Servicio de Empleo Estatal exige al parado que esté en todo momento dispuesto a aceptar cualquier tipo de empleo de al menos tres días de duración y 17 horas semanales. Además, mientras el parado busca empleo tiene la obligación de estar ese tiempo (3 días y 17 horas semanales) en las oficinas del SEE buscando ofertas laborales vía internet o siguiendo cursos de formación profesional para subsanar cualquier tipo de obstáculos que le impidan encontrar trabajo. Con el tiempo, las exigencias de participar en distintas actividades se multiplican, y comprenden, en casos de permanencia muy prolongada en el paro, la realización de trabajos o labores de utilidad social. Además, el parado debe buscar un trabajo en otros campos laborales y áreas geográficas, lo que le puede llevar incluso a cambiar de domicilio.

Y ahora hablemos un poco de los controles vigentes en dicho país. Si el parado no comparece en las oficinas del SEE, no atiende las llamadas telefónicas que se le hacen o no acude a los cursos que se le han indicado, inmediatamente se le da de baja en el sistema y deja de percibir beneficio alguno por desempleo.

Dentro de este contexto, y sin olvidar lo importante que es brindar protección al trabajador que ha perdido su empleo, lo que verdaderamente importa es que todos los planes de subvención sean diseñados con el objeto de devolver cuanto antes al trabajador al mundo laboral, no hacerle dependiente de las subvenciones. Así mismo, se trata de evitar una práctica perversa y altamente rentable: cobrar el seguro o los subsidios por desempleo y trabajar en el mercado informal.


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