También los protestantes polacos


Desde que en 1523 el primer pastor luterano se estableció en Breslavia, los protestantes han formado parte de la historia de Polonia. Siempre han sido una minoría,  pero la descentralización y la diversidad cultural de la federación polaco-lituana, jugó a favor de su difusión entre las capas más cultas y urbanas, sobre todo las que estaban más en contacto con alemanes y checos. El siglo XVI es percibido por los historiadores polacos como una época dorada, en la que al mismo tiempo que se consolidaba el catolicismo como religión nacional, se permitía el refugio de todo tipo de disidentes religiosos, además de atraer la migración judía. Mientras el resto del continente se entregaba a las guerras de religión entre católicos y reformados, en la federacíon polaco-lituana hasta los despreciados judíos sufrían menos presiones por causas religiosas.
De todas las iglesias reformadas establecidas en la antigua Polonia, en el siglo XX la que tiene más fieles es la luterana Iglesia Evangélica Confesional de Ausburgo (Kościół Ewangelicko-Augsburski w Rzeczypospolitej Polskiej). La más reducida Iglesia Reformada en la república polaca (Kościół Ewangelicko-Reformowany w RP) de inspiración calvinista, tiene una historia mucho más gloriosa durante los siglos XVI-XVII, pero llega al siglo XX con un número muy reducido de creyentes.
Juliusz Bursche nació el 19 de septiembre de 1862 en Kalisz, entonces parte de Rusia, hijo del pastor protestanteErnest Bursche y de Matilde Mueller. Estudia y se doctora en la universidad de Tartu, y se hizo miembro del “Konwent Polonia”, donde fue influenciado por las ideas del pastor luterano de Varsovia Leopold Otto, que luchaba contra el estereotipo de que sólo los católicos podían sentirse polacos, y que los luteranos debían identificarse con los alemanes. (También había muchos católicos de cultura alemana en regiones en futura disputa, como Silesia). Se ordenó pastor a los 22 años, y en 1885 se casó con Helena Amalia Krusche, hija de unos prósperos industriales alemanes. En 1904 el ZarNicolás II, que tenía entre sus títulos el de rey de Polonia, le reconoció como Superintendente de la Iglesia Luterana en el Reino de Polonia, y pasó a residir en la casa parroquial de la Iglesia Luterana de la Santísima Trinidad de Varsovia. Desde 1905 instituyó el culto en polaco. Hasta entonces sólo se daba en alemán.
Al comienzo de la primera guerra mundial los rusos empezaron a deportar a muchos luteranos polacos, por considerarlos poco fiables. Bursche fue enviado a Moscú, y permaneció allí hasta la revolución rusa en febrero de 1917. Tras un rodeo por Estocolmo regresó a la Varsovia ocupada por los alemanes en febrero de 1918, y fue nombrado miembro del Consejo de Regencia del llamado Królestwo Regencyjne, un intento germano-austriaco de establecer un estado satélite polaco. Con la derrota definitiva de los imperios centrales, el intento de reino títere (y sin rey) se transformó en la Segunda República Polaca, y buscó unir también bajo su soberanía los antiguos territorios que durante los siglos XVIII y XIX se habían repartido Austria y Prusia. Bursche formó parte de la delegación polaca en la Conferencia de Paz de París. Durante toda la Segunda República (1920-1929) Bursche defendió la identidad polaca de los luteranos, e hizo campaña durante los plebiscitos en las zonas fronterizas marcados por Versalles a favor de Polonia. Entre los miembros de su iglesia se cuentan notables militares:
Juliusz Rómmel (1881-1967) O, como se escribía antes de 1918, Rummel, sin tilde. Coronel del ejército zarista, general de brigada en la guerra polaco-bolchevique,  comandante del ejército de Lodz en septiembre de 1939, y último defensor de Varsovia. Pasó el resto de la guerra prisionero de los alemanes y en 1945 regresó a la Polonia comunista.
Władysław Anders (1892-1970), que más adelante se convirtió al catolicismo. También provenía del ejército zarista. Capturado por los soviéticos en 1939. Pese a ser torturado en Lubianka, después del ataque alemán sobre la URSS accedió a organizar un ejército polaco para combatir al lado de los rusos. Finalmente la desconfianza y la falta de equipo permitieron que su ejército, junto con gran número de civiles, terminara saliendo de la URSS por Irán, para ser equipado por los occidentales y llegar a combatir en Italia como el II cuerpo polaco. Después de las batallas de Monte Cassino yAncona fue nombrado comandante supremo de las fuerzas armadas polacas, y aceptó varios cargos en el gobierno polaco del exilio en los años 50. Sus hermanos Karol (1893-1971) y Tadeusz (1902-1995) también fueron oficiales que comenzaron su carrera en el ejército zarista, sirvieron a la segunda república, y continuaron la lucha contra Alemania. Murieron igualmente en el exilio.
En septiembre de 1936 el superintendente luterano Juliusz Bursche emitió un manifiesto a la población protestante polaca en el que condenaba el nazismo. Algunos fieles se separaron de su congregación e ingresaron en las iglesias con culto en alemán. Desde el 13 de mayo de ese año, por primera vez en la historia polaca y hasta la invasión alemana, el Primer Ministro y Ministro del Interior (vamos, el dictador de facto) es el general Felicjan Sławoj Składkowski, (1885-1962) miembro de la Iglesia Reformada (calvinista). En 1937 Bursche es elegido, bajo la nueva ley de Iglesias, como Primer Obispo. Al mismo tiempo que refuerza la identidad polaca de los luteranos, participa en gran cantidad de congresos ecuménicos con protestantes de toda Europa, intentando fomentar la unidad de los cristianos reformados de todo el mundo.
Y llega la segunda guerra mundial. Bursche es arrestado por el SD en la casa parroquial luterana de Lublin el 3 de octubre de 1939. Tras sufrir interrogatorios en Radom, es trasladado a la sede de la Gestapo en Berlín, y más adelante al KZ de Sachsenhausen. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero sus hijas recibieron la noticia de su fallecimiento en el hospital de la prisión de Moabit el 20 de febrero de 1942. Él y sus feligreses constituyeron un importante símbolo contra las teorías nazis de la superioridad de la raza “aria” y de la cultura alemana. Dos de sus tres hermanos, y su único hijo varón,Stefan Bursche, ya habían sido ejecutados en la Intelligenzaktion, el asesinato de la “inteligencia” polaca. Todos ellos, por su apellido, podían haberse salvado fácilmente renegando de su patriotismo pero, al igual que el obispo, decidieron ser fieles a Polonia hasta la muerte.


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