La misteriosa muerte de un disidente en La Habana. Mary Anastasia O'Grady


Durante más de ocho años, el régimen de Castro hizo su mejor esfuerzo para silenciar a la líder de las Damas de blanco, Laura Pollán. Hace 10 días Pollán quedó en silencio. Falleció, luego de una breve enfermedad, en un hospital en La Habana.

Funcionarios del hospital inicialmente afirmaron que murió de un paro cardiorrespiratorio. Pero según Berta Soler, la vocera de las Damas de blanco en La Habana, el certificado de defunción dice que Pollán sucumbió a diabetes de tipo II, neumonía bronquial y un virus "sincicial".

Ya que no había atención médica independiente disponible para tratarla y no hubo autopsia, es improbable que alguna vez sepamos las causas reales de la muerte de Pollán. Sí sabemos que aunque era diabética con hipertensión, ambos cuadros estaban bajo control y no necesitaba inyecciones de insulina regulares. De hecho, estaba saludable sólo semanas antes de su muerte, según amigos y familiares. También sabemos que mientras más tiempo pasaba bajo cuidado médico estatal, más se enfermó.

No es sorprendente que la oposición cubana tenga sospechas sobre la muerte de Pollán, y sus preocupaciones merecen difusión aunque sólo sea por la naturaleza del régimen totalitario, que aprendió su oficio de la Europa del Este comunista, donde se refinó la práctica de eliminar enemigos mientras estaban bajo custodia estatal.


Leer texto completo en The Wall Street Journal.



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