Poner patas arriba la educación es rentable y necesario. S. McCoy

Define la Real Academia en su primera acepción al interino como aquél “que sirve por algún tiempo la falta de una persona o cosa”, esto es: “que ejerce un cargo o empleo por ausencia o falta de otro”. Se trata de undesempeño, por tanto, eventual y discrecional del contratante. A partir de ahí poco hay que discutir.
Otra cosa es la manía de este país de atribuir a las situaciones temporales carácter de derechos adquiridos hasta el punto de que los ahora afectados podían, es un suponer, haber asumido como definitiva tal temporalidad y organizar erróneamente su vida alrededor de dicha malinterpretación. Si de verdad fueran imprescindibles bastaba con un fraude de ley a la judicatura -manda narices esto también- por el que la experiencia acumulada les diera la posibilidad de entrar por la puerta de atrás en las plantillas de colegios e institutos. Pero no fue el caso. ¿No se daban cuenta, o no se la querían dar, de que lo que ha sucedido ahora podía llegar en cualquier momento?


Es hora de poner la educación patas arriba. Quizá se está empezando la casa por el tejado pero no deja de ser un comienzo. Todo lo que no cuesta no se valora. El ajuste en los docentes, y el incremento de horas de clases de los profesores titulares, debería servir de base para una racionalización de mucho más calado en el que la gratuidad no sea una característica intrínseca del sistema sino asociada a una correspondencia por parte de aquel que recibe el servicio público. Se trata de alinear el esfuerzo de la Administración con el compromiso familiar (sistemas de fianzas o becas) y el beneficio del alumno a través de una oferta mucho más especializada no estrictamente académica. Si se trata de un tabú, roto queda. A grandes males, grandes remedios. La escuela no puede ser un fin (estar) sino un medio (aprovechar). Ese es el error de partida.  La corresponsabilidad es indispensable si no queremos que el modelo siga haciendo aguas. Todo lo que se avance en ese sentido -al final los interinos no dejan de ser apoyo  y complemento- bienvenido sea.




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