Los problemas de los palestinos van más allá de conseguir un Estado. Jordi Pérez Colomé

¿Si el mundo reconoce un Estado palestino, haría algún bien a los refugiados en Líbano? Es probable que no. Un hipotético acuerdo de paz entre Israel y Palestina debe resolver cuatro cosas: por dónde pasa la frontera, quién se queda con Jerusalén, quién se encarga de la seguridad en Palestina y qué hacer con los millones de refugiados.


Los libaneses tratan a los palestinos como otros ciudadanos pueden tratar a los inmigrantes. Ahí es donde la desgracia palestina crece. Me decía el joven de Chatila: “En este barrio viven también bangladesíes, africanos, otros que como yo también cobran menos por hacer el mismo trabajo que un libanés; el problema es que si nosotros queremos reclamar o irnos no tenemos dónde ir, no tenemos patria”. Él tiene carné libanés, pero no pasaporte. Si viaja, debe hacerlo con papeles de refugiado. Líbano es el país árabe que, por su sectarismo, peor trata a los refugiados palestinos. Según Moussa, “no son ciudadanos de segunda, sino de décimoquinta clase”.



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