Semana de pánico, década de borrachera, año de resaca. Daniel Lacalle

Vía Francisco Capella.


Extractos:


Entre el 1 y el 11 de agosto, según Merrill Lynch y Goldman Sachs, se llevó a cabo una venta sistemática de $20.000 millones en acciones. De ese total, $16.500 millones correspondieron no a malvados hedge funds, ni a maquinas robóticas ni cuentos, sino a fondos de pensiones e instituciones: los llamados ‘Long Only’, los del largo plazo. Los que nuestros ejecutivos adoran y cortejan. Adiós.
Ahora nuestros amados reguladores deciden de nuevo prohibir las posiciones cortas. Enhorabuena. Echemos la culpa de la mala comida del restaurante al cliente. No aprendemos. Estamos repitiendo el año 2008 paso a paso. Aquel año ya prohibieron los cortos y, tras un repunte del 7%, se generó un desplome del 30%. Porque entonces empiezan las ventas de verdad. Si los fundamentales de la economía no son sólidos, pueden hacer lo que quieran que no podrán evitar que las bolsas caigan. Como no pueden prohibir vender -solo faltaría más-, hay que buscar “otras medidas” para generar calma, medidas que lo único que generan es mayor pánico después.

Cuando la economía está enferma, invertir de manera selectiva y adecuada en áreas de alta productividad genera un efecto positivo, pero ese efecto disminuye rapidamente a medida que se abusa de la fórmula. Y vaya si se ha abusado. Según Roubini, un 78% del dinero dedicado a los mal llamados planes de estímulo implementados en Europa no ha generado ninguna mejora del PIB. Cuando se invierte en áreasde baja productividad, sean aeropuertos fantasmas, frontones duplicados o puentes sin uso, y no digamos en rescatar países quebrados, la deuda se incrementa y la solvencia del sistema se resiente, ya que no generan ingresos para el Estado ni crecimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario