Larga vida a la investigación sobre la longevidad por Jorge Laborda

Vía ciencia para escuchar. Incluye audio (9:47).


En estos tiempos de intensa búsqueda de rentabilidad puramente económica a corto plazo, lo que parece haberse convertido en el proyecto vital y objetivo único de la humanidad, algunos temas de investigación nunca serían financiados por las instituciones públicas o el capital privado. Casi con seguridad, nadie financiaría hoy el establecimiento de un laboratorio en una gruta para investigar la vida de una especie de salamandra subterránea, simplemente por amor a la biología. Sin embargo, se habría perdido así una gran oportunidad de comprender mejor el envejecimiento humano y de combatirlo, y también los enormes potenciales beneficios económicos derivados de dicha investigación.
Sin una buena dosis de romanticismo por el conocimiento y la ciencia, muchos de los avances de los que disfrutamos no se habrían descubierto nunca. Quizá este romanticismo esté amenazado hoy, más aún en los tiempos de profunda crisis que algunos nos están haciendo vivir. Pero no eran tiempos mucho mejores cuando solo unos años después de terminada la Segunda Guerra Mundial se establece, en efecto, un laboratorio en una gruta los Pirineos franceses para investigar la vida y costumbres del Proteus anguinus, un anfibio subterráneo originario del macizo montañoso de la costa del mar Adriático. Nadie sabía qué misterios iban a ser desvelados, pero hoy, tras sesenta años de pacientes investigaciones, los conocimientos adquiridos sobre la biología de este extraño batracio urodelo se conectan con los conocimientos sobre biología molecular acumulados en las últimas décadas, y abren una puerta insospechada a la comprensión del envejecimiento y a la posibilidad de retrasarlo o controlar su progreso temporal.
Salamandra de los récords
Proteos anguinus es un anfibio cuyo estudio, cuando menos, no ha salido rana. Esta especie de salamandra ciega, que solo habita las aguas subterráneas, posee varios récords del mundo animal. En primer lugar, es el batracio más longevo, y llega a alcanzar los 100 años de vida. Además, puede pasarse hasta ocho años sin comer. No es un error: ocho años sin comer. Por último, posee el récord mundial de apnea: es capaz de aguantar la respiración durante tres días.
Proteus posee, además, otras características que lo convierten en un animal muy raro. Solo muestra cinco minutos diarios de actividad; el resto del tiempo lo pasa durmiendo o en reposo. Proteus alcanza la madurez sexual a los 15 años y medio y hasta los 80 años de edad no comienza a mostrar signos de envejecimiento, es decir, un individuo de 70 años de edad es prácticamente indistinguible de otro de 20 años, lo que de suceder en nuestra especie haría feliz a más de uno y a más de una. Proteus envejece manteniendo su juventud, lo que quizá sea la característica más extraordinaria de este batracio, que lo diferencia radicalmente del resto de animales de sangre fría.
Esta diferencia queda más patente cuando se desvela que la longevidad de esta clase de animales está correlacionada directamente con su tamaño. Proteus es una excepción notable porque su longevidad es tan elevada como la de la salamandra gigante de Japón, aunque es mil veces más ligero que esta. ¿Qué particularidad genética o metabólica posee Proteus que hace posible su enorme longevidad?

Vivituri te salutant
Los investigadores han analizado cuál de los posibles mecanismos antienvejecimiento conocidos podían estar operando en el caso de este animal. Uno de ellos es la generación, durante el metabolismo, de sustancias químicas antioxidantes que protegerían a los genes de las mitocondrias de un daño químico irreversible. Como sabemos, las mitocondrias son las centrales energéticas de las células y se ha comprobado que su degradación paulatina está relacionada con el envejecimiento. Sin embargo, Proteus no produce mayores cantidades de antioxidantes que otras especies menos longevas. La razón de la larga longevidad de Proteus debía encontrarse en otro fenómeno.
Las investigaciones realizadas hasta el momento indican que, de todos modos, el envejecimiento retrasado de Proteus está relacionado con la eficacia energética de sus mitocondrias, que son capaces de producir más unidades de energía (ATP) por gramo de oxígeno consumido que las de otras especies. Esta eficacia conduciría también a una menor producción de sustancias oxidantes, lo que haría innecesario aumentar la producción de sustancias antioxidantes protectoras.
Con el fin de averiguar en detalle las razones de la larga longevidad de Proteus y de su envejecimiento retardado, los investigadores se proponen ahora obtener la secuencia de su genoma así como estudiar en detalle los genes que regulan el metabolismo energético de este animal. Tras sesenta años de investigación sobre un tema inicialmente anodino, las nuevas tecnologías biomédicas pueden ser utilizadas ahora para intentar desvelar secretos que, una vez comprendidos, pueden afectar de manera radical el futuro de la especie humana, lo que sin duda sería el caso de poder llegar a triplicar o cuadriplicar nuestra longevidad, y retrasar la velocidad del envejecimiento con la edad. Quizá haya que esperar otros sesenta años para averiguarlo, si somos lo suficientemente inteligentes como para seguir apoyando la investigación fundamental con generosidad y altruismo. Aunque ese tiempo pueda parecernos muy largo, es solo un pestañeo comparado con el futuro esperable que aguarda a nuestra especie, la cual, en mi opinión, ha aparecido, en realidad, hace solo 400 años, con el nacimiento de la ciencia moderna que, como en su día sucedió con la aparición de la fotosíntesis en las plantas, que transformó la atmosfera terrestre y sus formas de vida, ha logrado también cambiar el mundo y podrá llegar a modificar igualmente algunos aspectos de nuestro mundo interior tenidos, hasta hace muy poco, por inmutables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario