La economía explicada por Juan Ramón Rallo

Enlazo estos artículos en los que Juan Ramón Rallo escribe sobre diversos temas relacionados con la economía:


  • Sobre las agencias de calificación:
Hasta 1970, las agencias de calificación prestaban sus servicios a los inversores y no, como ahora, a los deudores. Quienes querían adquirir bonos empresariales acudían a alguna de las agencias y les preguntaban su opinión sobre la calidad de esos bonos; de esta manera, el inversor podía tener una idea aproximada del riesgo de la operación y decidir si el tipo de interés que ofrecían valía la pena.
Sin embargo, en 1970 se produjo la mayor quiebra empresarial de la historia de EEUU, la de la empresa de ferrocarriles Penn Central . Muchos brokers se habían apalancado enormemente para adquirir su deuda, con lo que la quiebra amplificó las pérdidas. La Security and Exchange Commission (SEC) respondió exigiendo a los brokers una mayor haircut para apalancarse contra deuda de mala calidad. La cuestión, sin embargo, era quién decidía qué es buena o mala calidad. Así, en 1975 la SEC aprobó la denominación de Agencia de Calificación con Reconocimiento Nacional (Nationally Recognized Statistical Rating Organization o NRSRO ) para diferenciar a las agencias de rating que podían prestar calificaciones reconocidas por la SEC de las que no.
El efecto de esta denominación ha sido que toda emisión de deuda debía contar, de antemano, con la calificación de una de las NRSRO, ya que en caso contrario los haircuts aplicados a brokers y bancos de inversión serían tan altos que desincentivarían su adquisición.Tras la reforma de la SEC, hemos pasado de un modelo donde era el inversor quien pagaba a las agencias de rating a un modelo donde el deudor es presa de estas agencias, si es que quiere poder emitir deuda. En el primer modelo, el fracaso era necesariamente penalizado: si sus previsiones no se cumplían y el inversor perdía dinero, la reputación de esas agencias caía. En el segundo modelo, el fracaso resulta irrelevante, ya que en última instancia, las agencias son un cartel que expide licencias para emitir deuda. Los deudores han de pasar por ellas, sean de utilidad o no.
  • Sobre Grecia y el socialismo:
Decía Margaret Thatcher que el socialismo termina tan pronto como se acaba el dinero. La ex primera ministra no iba desencaminada en su afirmación, pero olvidó que, una vez se ha acabado el dinero, la bacanal socialista puede continuar durante unos años merced al crédito. Eso es justamente lo que ha sucedido con Grecia.

Con una deuda pública que supera el 150% del PIB, con un déficit presupuestario de más del 10% del PIB y con unos pagos anuales de intereses que ya representan el 15% de los ingresos fiscales, parecía claro que Grecia necesitaba de algún tipo de plan de ajuste drástico que le permitiera equilibrar sus cuentas y devolver el dinero que durante tanto tiempo y con tanta alegría se le había prestado. En caso contrario, ¿quién iba a ser tan suicida como para seguir extendiéndole crédito a la espera del improbable momento futuro en que generara un superávit?


El problema de fondo ya lo hemos comentado en más de una ocasión. Keynesianos y monetaristas están obsesionados con estabilizar o incrementar el nivel de gasto de una economía, pues así, reputan, se estabilizará el nivel de producción y de empleo. Ahora bien, una economía puede desarrollar patrones de especialización insostenibles que hagan imprescindible su reestructuración. Por ejemplo, España está adaptada para producir 800.000 viviendas anuales, pero no necesitamos tal volumen de ladrillo. En cambio, es menester que nuestras empresas se readapten para exportar más, de modo que podamos devolverles a alemanes y franceses el dinero que nos han prestado y que hemos dilapidado en la burbuja inmobiliaria.


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