La guerra de Libia

Jordi Pérez Colome está analizando todos los acontecimientos de la guerra de Libia. Su último post es soberbio, como todos. Si se quiere estar informado y leer un análisis riguroso de los hechos su blog es de lectura obligada.

Destaco lo siguiente:

El principal objetivo de la resolución 1973 de la ONU es proteger a civiles libios. Podría discutirse si para ese fin hay que bombardear tanques que defendían un frente militar en una ciudad fantasma. La coalición puede decir que allí había civiles, incluso que los rebeldes son civiles. Es difícil de defender. Pero no es ilegal. La resolución de la ONU da ese margen.

(...)

Antes, ha habido montones de comentarios en los posts anteriores sobre la necesidad y justicia de la intervención. Estos son los hechos: las tropas de Gadafi estaban a las puertas de Bengasi. Había en Libia hasta entonces centenares de muertos en varias semanas de revuelta. No había ninguna noticia ni imágenes de masacres ni genocidio. Muertos y crueldad, sí; centenares de muertos, no.


Pero Bengasi y Tobruk eran distintos. Bengasi es la capital de los rebeldes. No era la primera vez que Gadafi tenía problemas con el este del país. Las ciudades por las que había pasado antes -Bin Jawad, Ras Lanuf, Brega, Ajdabiya- eran menores y de donde los civiles habían huido. No había opciones de revancha. El ataque final era Bengasi.

El asesor de la Casa Blanca, Dennis Ross, dijo hace un par de días en una reunión privada que Bengasi hubiera sido “Srebrenica con anabolizantes”. En Bosnia murieron 8.100 hombres. Ross hablaba de la posibilidad de 100 mil muertos. Quizá exageraba. Pero es probable que Gadafi no fuera con rodeos. Su amenaza era ir casa por casa en Bengasi y Tobruk. Entonces sí que no había nada que hacer.

En suma, las pruebas no indicaban una masacre previa. Pero el riesgo era inminente. Los que defienden que debería haberse dejado llegar a Gadafi a Bengasi juegan con la ventaja de que nunca sabremos qué hubiera ocurrido. Son quejas lícitas. Pero confiar de alguien cuyas tropas acabaron en un día de 1996 con 1.270 presos en una cárcel de Trípoli, es mucho confiar. Es un debate intelectual aceptable. Pero ahora ya está hecho. Y bien hecho. No puede haber discusiones ahora que obvien la amenaza sobre Bengasi.

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