The Third Man

El tercer hombre de Carol Reed es una muy buena película.

Igual que pasa con Casablanca la naturaleza humana está muy bien reflejada, siendo capaces los personajes de tener remordimientos por delatar a un delincuente despreciable como Harry Lime.

Muy bien rodada, con una trama muy clara aunque algo lenta.

La banda sonora es mítica.

The Economics of Discrimination by Robert P. Murphy

Last May, Kentucky senatorial candidate Rand Paul said that he could not endorse all of the Civil Rights Act because it interfered with business owners' private property rights.1 Since then, pundits have been discussing business discrimination, but many of them are ignorant of the teachings of economics on the subject. As Gary Becker first explained systematically,2 the free market contains automatic penalties for the odious practices that most people have in mind when they deplore "discrimination." Ironically, it is powerful governments that historically commit the worst injustices against unpopular minorities.

Before exploring the economics of discrimination, we first need to distinguish the term from several related ones. For example, racism, bigotry, and prejudice refer to someone's beliefs; they are mental phenomena. In contrast, discrimination refers to an action. The two often go hand-in-hand...

Why inequality is a red herring by Russ Roberts

Inequality is a red herring. Or maybe a poisonous herring. It is the symptom, not a disease, and misunderstanding it leads to bad medicine. Here is Alex Tabarrok on what he and others call Winner-Take-All economics:

J.K. Rowling is the first author in the history of the world to earn a billion dollars. I do not disparage Rowling when I say that talent is not the explanation for her monetary success. Homer, Shakespeare and Tolkien all earned much less. Why? Consider Homer, he told great stories but he could earn no more in a night than say 50 people might pay for an evening’s entertainment. Shakespeare did a little better. The Globe theater could hold 3000 and unlike Homer, Shakespeare didn’t have to be at the theater to earn. Shakespeare’s words were leveraged.

Tolkien’s words were leveraged further. By selling books Tolkien could sell to hundreds of thousands, even millions of buyers in a year – more than have ever seen a Shakespeare play in 400 years. And books were cheaper to produce than actors which meant that Tolkien could earn a greater share of the revenues than did Shakespeare (Shakespeare incidentally also owned shares in the Globe.)

Rowling has the leverage of the book but also the movie, the video game, and the toy. And globalization, both economic and cultural, means that Rowling’s words, images, and products are translated, transmitted and transported everywhere – this is the real magic of Ha-li Bo-te.

Rowling’s success brings with it inequality. Time is limited and people want to read the same books that their friends are reading so book publishing has a winner-take all component. Thus, greater leverage brings greater inequality. The average writer’s income hasn’t gone up much in the past thirty years but today, for the first time ever, a handful of writers can be multi-millionaires and even billionaires. The top pulls away from the median.

The same forces that have generated greater inequality in writing – the leveraging of intellect, the declining importance of physical labor in the production of value, cultural and economic globalization – are at work throughout the economy. Thus, if you really want to understand inequality today you must first understand Harry Potter.

This is actually an old post of Alex’s. He dredged it up to respond to an observation by Ezra Klein:

The top 1 percent, for instance, has gone from capturing about 8 percent of the national income to 18 percent. But there’s no obvious skills differential between workers in the top 1 percent and the workers directly beneath them. It’s not like hedge fund managers are the only guys able to use Excel.

Alex’s point is that excellence gets leveraged. Taleb makes the same point between the 14 minute mark and the 25th minute of this podcast. I think he writes about it in the Black Swan.

That’s why focusing on inequality per se is so poisonous. Would the world be a better place if JK Rowling hadn’t dared to write the Harry Potter series–if she’d given up and waited on tables instead of risking so much? Would the world be a better place if Sergey Brin and Larry Page had never created Google? Would the world be a better place without LeBron James? All of these people create inequality. They also make the world a better place.

Klein might be right about some of the high returns of finance. So let’s get rid of the policies that make their returns high but not socially productive. But inequality is not the problem.

My only quibble with Alex is that it’s not really a winner-take-all world. It’s more of a winner-take-lots kind of world. If LeBron James had decided to be a social worker, yes, someone else (Kobe, maybe) would be considered the best player alive and that person would get some extra rents for being the best. But LeBron’s grace (and sometimes lack of it off the court) is unique. The creator of the best search engine gets lots of rents but that creates tremendous opportunities for so many others. JK Rowling’s success opened the door to many other fantasy series (Pendragon for one) that would have been less successful. People still enjoy the second best fantasy series. And some disagree that Harry Potter is the best.

Drogas, no; libres por Arcadi Espada‏

La propuesta de Felipe González de despenalización de la droga. Razonable. Discutible. Es probable que en una primera instancia aumentaran las muertes y otros desastres de salud. Las drogas, generalmente hablando, traen graves problemas. El último descrito alude a las drogas blandas y la adolescencia: fumar hachís parece influir en el desarrollo de la esquizofrenia. Una apreciable ventaja, sin embargo: se reduciría la delincuencia de un modo drástico. Aunque también es evidente que no cabe confundir la despenalización de las drogas con la instauración de la bondad universal, como se deduce de algunos apasionados argumentos: desgraciadamente, el mal, como el bien, como la misma vida, siempre acaba encontrando su camino. Es difícil, también argumentar, en nombre de la libertad: no todo lo que puede hacerse debe hacerse. Pero hay una realidad al alcance de cualquiera en las farmacias: uno puede matarse con 40 paracetamoles y ver bichos con un puñado de antihistamínicos. La clandestinidad añade prestigio y emoción al acto de drogarse; pero también una dispersa inseguridad. Comprar drogas en el estanco, bien descritas, clasificadas y con fecha de caducidad, da una inexorable tranquilidad comercial, aburridamente burocrática; pero facilitará el consumo.

Para mí, sin embargo, sólo hay algo indiscutible. Sigo desde muy jovencito el mandato de Vizinczey. “No fumes, ni bebas, ni te drogues. Para escribir necesitas todo tu cerebro.” No conozco ningún caso en que la experiencia de la drogadicción haya conducido a nadie a un conocimiento mas profundo del mundo. Las drogas son responsables de una cantidad inmensa de pésimos poemas. Hasta los narcocorridos han de escribirse serenos. Las drogas son capaces de hacer que un hombre corra los 100 metros por debajo de los 8 segundos; pero fracasan gravemente en el endecasílabo. En cuanto al placer atentan contra uno de sus pilares, que es la capacidad de racionalizarlo. El placer de la droga coloca el hombre al nivel del perro. Es un nivel, sin duda; para el que guste del olisqueo. Cualquier droga es una eficaz aliada del olvido; yo he venido al mundo a recordarlo todo, y más allá de la muerte.

Hay que despenalizar las drogas porque es el método idóneo para impulsar su conocimiento. Hay que disipar la niebla combinada de la literatura y del crimen. Hay que mostrar la extremada banalidad de su mecanismo, y arrancar la responsabilidad de la adicción al diablo para entregársela a los circuitos cerebrales regulados por la dopamina. La droga es sólo pecado. “Soy lo prohibido”, cantaba el Bambino, sin saber qué otra cosa podía ser. Las drogas, en fin, merecen el mismo fulminante apotegma que la religión: no hay otro mundo.

Como nuevos ricos, de Francesc de Carreras en La Vanguardia

Julio Camba, aquel prodigio de ironía, escribió en un artículo que nunca criticaría a los “nuevos ricos” porque si alguna vez llegara a ser rico desde luego sería “nuevo”. Boutades aparte, todos sabemos que la expresión nuevo rico no se aplica a todo el que ha hecho fortuna recientemente, sino sólo al que la exhibe de forma exagerada, con mal gusto y por encima de sus posibilidades, pensando que mediante tal comportamiento se parece a los ricos de toda la vida. No sabe que estos, al no necesitar exhibir su riqueza, tienen como norma habitual actuar con discreción.

En los años que precedieron a la actual crisis económica, ¿hemos vivido como nuevos ricos? Las formas verbales en plural, en este caso el “hemos vivido”, siempre suelen ser inexactas. Algunos han vivido como ricos, otros menos, otros muy poco y muchos han seguido viviendo como pobres. Por tanto, no exageremos, a cada uno lo suyo.

Quienes durante estos años pasados seguro han vivido como nuevos ricos y por encima de sus posibilidades han sido las administraciones públicas, ahora tan ahorradoras y roñosas, sobre todo con los débiles. En Catalunya ya entramos en fase de campaña electoral y, como siempre en las campañas de este género, los candidatos nos explicarán sus programas, aquello que presuntamente van a hacer. Preferiría una campaña de otro tipo, una campaña en la que más que proponer planes futuros, los candidatos, sean del gobierno o de la oposición, explicaran mejor lo que han hecho en los últimos cuatro años, hasta qué punto han cumplido con lo prometido. Porque el mal estado de las cuentas públicas que genera esta reducción del gasto algo tendrá que ver con ellos: quizás han derrochado sin justificación alguna, quizás se han equivocado.

Desde luego ha habido dispendios famosos: los 400 euros y el cheque bebé de Zapatero, los 8.000 millones del plan E de ayuda a los ayuntamientos para obras menores, a los que ahora les falta dinero para pagar las nóminas. Esto en el plano estatal. En el plano local, fueron famosas las embajadas de Carod, sus viajes para promocionar lenguas indígenas en Latinoamérica, quizás para reducir la utilización del castellano. Aunque en cuantía económica esto fue de tono menor, meramente simbólico, casi todo es simbólico en Catalunya.

El otro día leía una información en el El País sobre la situación del nuevo aeropuerto de Lleida-Alguaire, inaugurado en enero pasado, que ha costado 97 millones de euros, el primer aeropuerto creado por la Generalitat y el único que no gestiona Aena. En las fotos que ilustraban el reportaje podía verse que se trata de una obra arquitectónica magnífica, un señor aeropuerto con todos los servicios. Todos, claro, a excepción de un pequeño detalle: casi no despegan ni aterrizan aviones. En estos momentos, sólo hay programados vuelos los viernes y los domingos. Los demás días, naturalmente, está abierto al público, pero sin vuelos. Debe de ser un espacio estupendo, con un vestíbulo amplio, un terrazo brillante, impecable, con un servicio de limpieza algo frustrado pero que sin duda cumple bien sus no difíciles tareas. Quizás podría utilizarse este aeropuerto para que los niños de las escuelas cercanas fueran a jugar a las chapas o a aprender cómo se coge un avión: el número de vuelo, la facturación de maletas, los controles, las colas en las puertas de embarque, las cintas en las que esperas con angustia la incierta llegada del equipaje. No es broma, tal como está la enseñanza, quizás sería una de las asignaturas más difíciles del curso.

Noventa y siete millones ha costado la obra, ya lo hemos dicho. Pero hay más: ahora estamos con los incentivos y las subvenciones. Para que este aeropuerto sirva para algo, la Diputación de Lleida y la Generalitat pagarán este año 1,6 millones a las compañías Ryanair y Vueling, además de un programa de ayudas a otras compañías todavía no concretado. Germà Bel, economista y conocido experto en la materia, dice que, “para ser rentable, un aeropuerto debe tener medio millón de pasajeros al año, y el de Lleida no tiene este mercado”.

De momento, 42.000 pasajeros lo han utilizado y esperan llegar a los 50.000 en diciembre. Por lo visto, confían mucho en los turistas que practican deportes de invierno. Ánimo,pues. Pero ¿cuántos esquiadores caben en las pistas de Baqueira y del Pallars? ¿Ya los han contado bien? De 50.000 a 500.000 hay un trecho. Aunque quizás son muchos los que quieren ir a esquiar… en avión. Nunca se sabe.

En todo caso, ninguna empresa privada se presentó al concurso para hacerse cargo de la gestión: debían estar dispuestos a invertir 20 millones de euros y pagar un canon anual de 2,2 millones. Las empresas se juegan el dinero de su bolsillo y deben dar cuenta de sus actuaciones ante sus accionistas. Las administraciones se juegan el dinero de nuestro bolsillo y no nos dan cuenta de nada. Ahí está la diferencia.

Esto es lo que había querido decir durante todo este artículo: menos programas electorales y más rendición de cuentas. Me parece que sí, las administraciones han actuado como nuevos ricos. Pero con nuestro dinero. Así cualquiera.

FFRANCESC DE CARRERAS, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.