Por esto voto a UPyD

En este artículo de Arcadi queda claro porque voto a UPyD, liderado por Rosa Díez. Por su claridad, por ir al fondo de los problemas y no quedarse en la superficie. A pesar de los posibles errores que puedan cometer, esta gente de UPyD es necesaria.


ARTÍCULO:

Querido J:

Estuve ayer presentando a Rosa Díez, que daba una conferencia en el Ritz de Barcelona. Unos días antes había tenido la amabilidad de enviarme su clara y enérgica propuesta. Como es natural los ojos se me fueron enseguida a una zona particular del texto: «Hay una frase que se atribuye a Josep Pla muy gráfica: “El catalanismo no debe prescindir de España porque los catalanes fabrican muchos calzoncillos, pero no tienen tantos culos”». Es una frase llamativa, como siempre que sale un culo, que pretende describir la importancia del mercado español para Cataluña. En cierto modo también le serviría a Alemania respecto a los pigs europeos, ahora que se quiere apretar tanto la goma del calzón. Pero yo nunca se la había oído a Pla; y suele contarme todo lo que dice por ahí. Me despisté, momentáneamente, del resto de la conferencia confirmando por enésima vez que internet nos hace más burros. El rastro de culos, calzones y Josep Pla atravesaba un par de foros en internet y acababa, como suele ser inexorable, en un periódico. Concretamente en Abc y en boca de un Antonio Cerdá, consejero de Agricultura de la Comunidad de Murcia. No sólo eso: Cerdá aseguraba que la afirmación cular estaba en una carta que Pla dirigió a Tarradellas poco antes de morir. Yo recordaba esa carta; pero ni un culo. Como no la tenía a mano, la pedí al Archivo Tarradellas de Poblet y la cordial y eficacísima Montserrat Catalán la puso en mi correo a los pocos minutos. En efecto, la famosa carta, de finales de agosto de 1977, cuando Tarradellas ya ha hecho su sorprendente y exitoso (según lo que Tarradellas cuenta a los periódicos) viaje a Madrid, donde se ha entrevistado con Adolfo Suárez. Pla lo felicita y le dice que se ande con cuidado: «La clase política salida de las elecciones no vale nada de nada.» Le recomienda que haga un gobierno de unidad, que hizo; que incluya a Manuel Ortínez, que sería su hombre, quizá su único hombre, de confianza; y que cuente también con Josep Maria Castellet, «xicot inteligente», lo que no hizo.

Pero ni rastro al dorso.
Acabé de leer la conferencia. Y ayer la diputada Díez, firme en su guión, volvió a sugerir la posibilidad de que Pla hubiese mezclado calzoncillos y culos. La ocurrencia tuvo éxito en el auditorio. Como en realidad lo tuvo todo su discurso, bien trabadas las ideas con los hechos, y pronunciado con una punta de pasión convincente. La diputada explicó el porqué de las reformas constitucionales que plantea su partido y el porqué de su oposición a la modalidad del recorte económico que ha planteado el presidente Zapatero. Pero sobre todo explicó algo especialmente importante: el porqué no es sostenible el actual Estado Autonómico. Esta es una de las frases que dijo: «El desarrollo autonómico sin ningún tipo de control sobre su eficiencia y su eficacia ha sido un generador de desigualdad que empeora la crisis económica y perjudica gravemente a los ciudadanos y al conjunto de la sociedad por su voracidad, elefantiasis, mala gestión y competencia desleal y abusiva con los agentes económicos privados.» Y esta es otra, derivada: «No hay solución a la crisis económica y de modelo productivo si no abordamos la reforma del modelo de Estado». Un apotegma que será el eje de la oferta electoral de UPyD. Pero no se quedó en el apotegma. Un ejemplo. Datos que escuecen a los ojos: «¿Saben ustedes que en España hay más de 100.000 normas con contenido económico que dificultan la unidad de mercado? ¿O que en algunas CCAA hay hasta tres canales de TV que han producido unas pérdidas en 2008 de 1.600 millones de euros? ¿Saben que entre 2003 y 2008 hemos pasado de 163 fundaciones públicas a 541, de las que 344 son autonómicas? ¿O que la deuda de las empresas públicas de la CA Valenciana supera los 13.000 millones? ¿Y que Andalucía tiene 20.000 trabajadores distribuidos entre 54 empresas públicas que gestionan un presupuesto de 5.282 millones? (La Seguridad Social gestiona 101.878 millones con unos pocos más).»

Los datos, estando donde estaba, aún podían escocer más. Puede que haya comunidades autónomas con tres canales de televisión pública; pero Cataluña no está en ese grupo. La ciudad de Barcelona dispone en este momento histórico en el que escribo de nueve canales públicos de televisión. Seis canales autonómicos. Dos estatales. Y uno municipal. Pero espera: este septiembre empieza uno en pruebas: Esport 3, la cadena deportiva de TV3. Una apuesta eminentemente cultural. Diez canales en otoño, quan vénen ganes de TV3. No creo que haya una situación similar en un lugar del mundo donde alcance mi vista. La deuda de las televisiones autonómicas, según un reciente estudio de Deloitte supera los mil millones de euros. Es evidente que el modelo de televisión pública en España fue creado para una ecología comunicativa que nada tiene que ver con la actual. Para un país sin televisiones privadas y, sobre todo, sin internet. En el coloquio le preguntaron a la diputada Díez qué hacer con todo ello. Si dada la situación sería partidaria de privatizarlas. Sonrió con cierta melancolía.

—La gran mayoría de esas televisiones no valen nada. Nadie las compraría. Sólo cabe cerrarlas.

A la diputada Díez le gusta hablar. Asegura que el principal culpable es el presidente Bono, que la tiene puesta a una severa dieta de lengua en el Parlamento. Durante todo el coloquio sus respuestas fueron de una generosidad exuberante. Hasta que llegó la última pregunta. Si iban a hacer algo con Ciutadans. La diputada aceleró el paso y dejó una corta y cambiada:

—Sí, como con el PSC y con otros partidos siempre podemos coincidir en alguna inciativa concreta.

De aquí hasta el día de la votación autonómica, cada vez que venga a Cataluña, Rosa Díez va a encontrarse con esta pregunta en cualquiera de sus mil variantes. Es lógico. Muy lógico. Tanto Ciutadans como UPyD se reclaman practicantes de un nuevo modo de hacer política. Y el público no ve razón objetiva alguna, es decir, que forme parte de ese nuevo modo de hacer política, en la cizaña entre los dos partidos. El público sólo ve desencuentros personales, ceguera y vanidad. No es razonable que el líder de Ciutadans ofrezca a UPyD un pacto adosado a la pesada premisa de que él debe liderar la lista electoral resultante. No es razonable que Rosa Díez no pueda reprocharle la pesada premisa: hasta tal punto desprecia al partido que abrió políticamente el movimiento ciudadano, que ni siquiera quiere darle fe de vida por medio de una negociación electoral.

Es muy conocido cuánto aprecio al viejo maestro. Y cuán convencido estoy de la calidad de las propuestas interiores de UPyD. Al maestro le gustaban los artículos que se muerden la cola. A mí también. Creo que el constitucionalismo no puede prescindir de Cataluña. Y que en Cataluña no hay culo para dos calzoncillos.

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